· Desde pequeño aparecen en él una gran piedad y
modestia.
· En su preparación para sacerdote puso todo su
espíritu de fe y su ferviente amor de Dios.
· Su madre le aconseja: “Ama mucho a Dios y piensa
en los demás”. Hizo de estas palabras el lema de su vida y descubrió que el apóstol debe dar a
los demás a Dios, y no así mismo.
· Vivía pobremente por amor a la pobreza de
Cristo. Decía: “Dios me ha dado la gracia de amar la vida pobre.
· Trabajó por la educación de los niños pobres,
sobre toda de las niñas.
· Sus proyectos los consultaba con el Señor en la
oración, pedía consejo a sus superiores y espera dócilmente la hora de la
Providencia.
· Su piedad y humilde sumisión a la voluntad de
Dios siempre le hacían triunfar.
· Fundador y gran misionero en China.
· Fue un hombre sacrificado, de oración y de
humilde obediencia. Se le puede comparar con los grandes apóstoles de Cristo.
· Llevó con entusiasmo la dirección de las
Hermanas, lo que no le impidió dejarlo en manos de otras personas cuando marchó
a China.
· A la vuelta de China reanuda su entrega a las Hermanas animándolas, y trabaja
incansablemente en la predicación de misiones parroquiales.
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